Hoy, en este Viernes Santo, nos unimos al Santo Vía Crucis guiado por el Papa Francisco desde casa Santa Marta y en directo desde el Coliseo Romano en el Vaticano. En este día, recordamos el doloroso camino que nuestro Señor Jesucristo recorrió por amor a nosotros, entregando su vida por la salvación de toda la humanidad.
Este camino, lleno de dolor y sufrimiento, es un recordatorio del amor incondicional que Dios tiene por cada uno de nosotros. Es una muestra de su entrega total por la humanidad, de su disposición a sufrir para que nosotros pudiéramos tener vida en abundancia.
Hoy, mientras acompañamos al Santo Padre en este Vía Crucis, pidamos la gracia de reconocer el amor de Dios en nuestra vida. Que podamos ver en la cruz de Cristo la muestra más grande de amor que se nos haya dado, y que podamos responder a ese amor con nuestra entrega total.
En medio de las dificultades y sufrimientos que puedan presentarse en nuestra vida, recordemos que no estamos solos. Dios está con nosotros, acompañándonos en cada momento y ofreciéndonos su amor y su gracia para superar cualquier obstáculo.
Que este Viernes Santo sea para nosotros una oportunidad para reconocer el amor de Dios en nuestra vida y para responder a ese amor con nuestro propio compromiso de entrega y servicio a los demás. Que la cruz de Cristo sea nuestra fortaleza y nuestra esperanza, y que la resurrección nos lleve a la vida eterna. Amen.
