La reciente caída de Laura Sarabia debido a la filtración de los audios de Armando Benedetti, que revelaron detalles íntimos de la campaña presidencial, ha desencadenado una guerra interna en la Casa de Nariño, la cual el presidente Gustavo Petro intenta controlar cuidadosamente para evitar que la situación se salga de control.
Aunque no llega al nivel de la confrontación protagonizada por su exjefa de gabinete y el exembajador en Venezuela, la situación afecta profundamente al círculo más cercano al Jefe de Estado. Incluso Petro ha reconsiderado la conveniencia de concentrar tanto poder en una sola oficina, como la que estaba a cargo de Sarabia, y está atento a los movimientos que surjan de las revelaciones de Benedetti, incluyendo los audios que mencionan la presencia de $15.000 millones en su campaña, los cuales se consideran fantasmas.
Oficialmente, cuando se consulta sobre este tema, todos niegan que exista una disputa en el Palacio y se enfocan en resaltar la aparición con vida de los 4 niños indígenas en las selvas del Guaviare. Sin embargo, fuera de los despachos oficiales, muchas personas coinciden en dar los mismos detalles y confirman la existencia de tensiones.
La lucha por convertirse en la persona que se comunique directamente con el Presidente tiene tres protagonistas, quienes de alguna manera trabajan en conjunto pero también se miran con desconfianza debido al poder que podría obtener quien sea elegido como el mano derecha de Petro. Incluso, se les ha visto con mayor frecuencia en la Casa de Nariño, que en comparación con administraciones anteriores ha perdido movimiento y es considerada por algunos como un lugar frío y solitario. Petro prefiere coordinar muchas veces desde su casa privada, acompañado de la primera dama, Verónica Alcocer, quien también tiene un papel destacado en esta reorganización.
Candidatos para reemplazar a Laura Sarabia
Uno de los candidatos para reemplazar a Laura Sarabia como jefa de gabinete es Vladimir Fernández, secretario jurídico de Presidencia. Este abogado externadista ha estado en el Gobierno desde el 7 de agosto y, tras la salida de Sarabia, se ha acercado al presidente para recordarle su agenda, gestionar citas y brindarle consejos sobre con quién debe o puede hablar. Aunque sigue cumpliendo sus funciones como jurista principal de la Casa de Nariño, Fernández ha buscado destacar junto al mandatario. Según versiones extraoficiales, ha trabajado para trasladar su oficina desde el segundo y tercer piso del Palacio a la ubicación contigua al despacho presidencial, es decir, la misma que ocupaba Sarabia. No obstante, Fernández se mantiene disponible para desempeñar el papel que le sea asignado, ya que, según fuentes internas de la Casa de Nariño, no descarta la posibilidad de ser considerado para la terna de Petro para el cargo de Fiscal General, la cual se prevé presentar en diciembre.
Gracias a su experiencia y a su posición, Fernández ha actuado como un puente entre el Jefe de Estado y la Rama Judicial, a pesar de los duros comentarios que Petro ha dirigido a las cortes, la Fiscalía y la Procuraduría en ocasiones anteriores. Incluso, ha tenido que lidiar con los magistrados cuando Petro los ha dejado plantados y ha respaldado con fuerza la labor del Ministerio de Justicia, dirigido por Néstor Osuna.
Otra persona que ha estado muy involucrada en los últimos 5 días en la Casa de Nariño, acercándose más a Petro e intentando comunicarse con él a través de la aplicación Line (en Palacio no utilizan WhatsApp), es Carlos Ramón González. González llegó al Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), encargado de la burocracia palaciega, hace apenas un mes. Es amigo personal de Petro desde hace décadas y ambos militaron en la extinta guerrilla del M-19. Además, es una de las pocas personas del círculo íntimo del Presidente que posee una amplia experiencia política, habilidades de diálogo con partidos políticos y conocimiento sobre cómo persuadir a congresistas a través de favores contractuales para respaldar las iniciativas del Gobierno. Incluso, se dice que tiene buena relación con el Capitolio y el Ministerio del Interior, liderado por Luis Fernando Velasco.
Aunque ya no forma parte oficialmente de la Alianza Verde, el partido que fundó cuando el M-19 hizo la transición a la vida política, González mantiene un constante contacto con líderes de dicha colectividad, como la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y las congresistas Angélica Lozano y Katerine Miranda. Su influencia sobre el partido sigue siendo importante, y algunos afirman que gracias a su liderazgo los verdes se mantienen en la coalición oficialista, a pesar de las críticas de algunos miembros.
El tercer protagonista, también proveniente de las filas del M-19, es el actual director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez. En la última semana, Rodríguez ha estado más cerca de Petro y ha aprovechado la confianza que el Presidente deposita en él para discutir posibles escenarios futuros para el Gobierno. Algunos sostienen que la radicalización del discurso de Petro está relacionada con las conversaciones que mantiene con Rodríguez, e incluso se atribuye al director de la UNP la frase «ministro o ministra que no haga caso, se va». Esto indica que Petro busca tener un gabinete más alineado con su ideología, y no se descartan nuevos cambios ministeriales, especialmente porque algunos líderes de carteras clave no estuvieron presentes en las recientes marchas.
Hasta el momento, ninguno de los tres candidatos ha tomado protagonismo público y han preferido mantener un perfil bajo, utilizando su influencia de diferentes maneras sobre Petro. Sin embargo, los dos primeros han apoyado al ministro Velasco para asegurarse de que todos los miembros del consejo de ministros lo aplaudan cuando llega a las reuniones. La única persona que no se ha puesto de pie para aplaudir es la vicepresidenta Francia Márquez, quien supuestamente aún se encuentra molesta con el Jefe de Estado debido a la falta de avance en su Ministerio de la Igualdad.
A pesar de las propuestas que se le han hecho, como traer de regreso a Alfonso Prada (actual embajador en Francia) como jefe de gabinete, algo que ya se hizo durante la administración de Juan Manuel Santos, o sugerir que Susana Muhamad deje el Ministerio de Ambiente para ocupar la oficina contigua al despacho presidencial, Petro ha manifestado su deseo de no darle tanto protagonismo a ese cargo y ampliar el diálogo con el gabinete, evitando así concentrar demasiadas funciones en una sola dependencia.
Aunque se mencionó el nombre de Daniel Rojas, actual director de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), como posible reemplazo de Sarabia, parece que su candidatura no ha ganado mucho impulso. Rojas coordinó la construcción del plan de Gobierno de Petro durante la campaña y es una figura joven, al igual que Sarabia. Sin embargo, su influencia entre la clase política actualmente necesaria para respaldar las polémicas reformas del Presidente no parece ser significativa.
Es evidente que mientras esta puja interna desencadena una reorganización en la Casa de Nariño, Petro radicaliza aún más sus posturas, atacando con firmeza a las instituciones y a quienes se le oponen. Sin embargo, si no logra controlar esta guerra silenciosa que se libra en los pisos aledaños a su despacho, podría enfrentar una crisis aún mayor que ponga a su administración a la defensiva durante los tres años que le quedan de mandato. El panorama se presenta desafiante y se avecinan más polémicas en el futuro cercano.